martes, 24 de febrero de 2015

GOOGLE AHORA TE ENTIENDE

El buscador ahora sabe quién es tu novia con solo escuchar su nombre y qué comida te gusta pedir los jueves. ¿Para qué? Para darte respuestas antes de que hagas las preguntas 

Por Sebastián Zírpolo | @Se_Bass

-¿A qué hora sale mi vuelo? 
-A las dieciséis, desde el Aeropuerto de Ezeiza, terminal A. 
-OK. Voy a ir desde casa, ¿a qué hora me conviene salir? 
-A las doce, el tránsito es intenso y tu aerolínea recomienda estar tres horas antes. Te envío el mejor camino. 
-Gracias, mandale un recordatorio a Magalí. ¿Tengo que llevar abrigo? 
-En tu destino, la temperatura máxima es de quince grados y habrá lluvias. 
-¿A qué hora llega mi vuelo? 
-A las trece hora local. Acá te paso una lista de lugares para almorzar camino al aeropuerto. 
Esta parece una charla cotidiana entre cualquier ejecutivo y su asistente. Y en algún punto lo es, solo que en este caso el ejecutivo no está hablando con su secretaria, sino con Google, a través de su teléfono celular, gracias al comando de voz OK Google. Google -como muestra el diálogo inventado- sabía antes de que el usuario iniciara la conversación que él tenía un vuelo reservado, por eso su pregunta fue "a qué hora sale mi vuelo" y no "a qué hora sale mi vuelo a, por ejemplo, San Diego". Google también sabe de antemano dónde está la casa del usuario, sabe que Magalí es su mujer y sabe cuál es su mail, así que hace lo que el usuario le pide. Sabe también los días que estará en San Diego, la hora de llegada del vuelo y que las trece es su horario para almorzar porque en búsquedas previas él lo ha hecho a esa hora. También cuál es su hotel; por eso, cuando nuestro ejecutivo llegue allí, sin que él le pregunte nada Google le dirá qué lugares turísticos tiene cerca y qué restaurantes de sushi hay disponibles. 
¿Ciencia ficción? No tanto. Como en el mundo de fantasía que propone la película Her, en la que Theodore Twombly (Joaquin Phoenix) habla, ríe, se enoja y finalmente se enamora de Samantha, su sistema operativo. Google está transformando su motor de búsqueda para que pueda hablar con los usuarios del mismo modo que las personas lo hacen entre sí.Como cada vez más las búsquedas se hacen desde dispositivos móviles, con teclados incómodos, Google será desde ahora y cada vez más una voz en el teléfono. 
Para lograrlo, para funcionar como un ser humano, Google tiene que ver el mundo como si fuera una persona. Cuando el ejecutivo de nuestro ejemplo habla con un amigo y menciona a Magalí, el amigo ya sabe que está hablando de su mujer. Bueno, lo mismo quiere hacer Google: quiere conocernos. "La interacción entre las personas y Google va a cambiar dramáticamente. Si bien todavía parece ciencia ficción, están dadas las condiciones y están puestas las piezas en el lugar correcto para que esto se vuelva algo cotidiano", nos cuenta Scott Huffman, director de Ingeniería de Google, desde sus oficinas en Mountain View, California. La charla es por videoconferencia, una tecnología cotidiana que hace unos años tampoco nos parecía posible. 
Si pudiéramos entrar hoy al cerebro de Google veríamos algo parecido a una postal del Universo, millones de puntos brillantes distantes entre sí. Los puntos son los datos disponibles en internet, la enorme cantidad de información que Google tiene almacenada. Bueno, la novedad es que ahora Google está empezando a unir los puntos, para construir una idea de cómo es el mundo tal como lo ven los humanos. Google sabe, por ejemplo, que en internet existe algo llamado Torre Eiffel, pero no sabe que ese algo existe en la vida real. Hasta hace poco, si googleábamos "Torre Eiffel" nos listaba las páginas que mencionaran esas palabras. Hoy, en cambio, Google nos entrega, además de los links, información que no le preguntamos, como su altura o su peso, pero que el buscador cree que nos puede interesar. 
Pero Google no se quedó ahí: además de entender el mundo, se propuso entender la vida diaria de las personas. "Si queremos ser los asistentes de una persona, no solo debemos conocer el mundo, sino el mundo particular de cada uno de ellos", dice Scott. El Google que conocíamos, el indexador de contenidos, está pasando a ser un indexador de conocimientos. Internet le quedó chico.  
Para lograrlo, Google está construyendo lo que ellos denominan el Gráfico de Conocimiento, un índice de más de 570 millones de entidades y 18.000 millones de atributos y conexiones de información disponibles en la web. Lanzado el año pasado, el Gráfico de Conocimiento es la columna vertebral del motor de búsquedas más inteligente que se haya desarrollado hasta ahora. "Si la web fuera una biblioteca gigante, el Gráfico de Conocimiento sería como construir puentes de una parte de la biblioteca a otra", dijo Ben Gomes, el vicepresidente de Google. Otra vez unir puntos. ¿Y esto para qué? Para ser parecido a un humano. Claramente, este nuevo Google tendrá un caudal de conocimiento muchísimo mayor al que cualquier persona puede tener. Pero lo que Google no tiene es algo que el hombre sí: empatía, esto es, la posibilidad de ponerse en el lugar del otro para entender por qué es como es o por qué dice lo que dice. Y como Google no tiene empatía ni la puede tener, entonces toma un atajo, al que llamaremos contexto. 
Google será capaz de entender el contexto en el cual estamos haciendo una pregunta en función del día y la hora en que la formulamos, nuestra búsqueda previa, nuestra ubicación, las actividades de Google Calendar, Google Now, o cualquier otra fuente en la que guardemos información personal. "No hay que entender a Google solo como una caja donde uno escribe dos palabras, sino que debemos ser capaces de interactuar de manera natural, hacerle preguntas del mismo modo que se las hacemos a otro ser humano y pedirle acciones como si fuera un asistente personal. Y Google debería entenderte y ayudarte", dice Scott. Esta experiencia de hablar con Google se pone aún más rara: Google podrá entender nuestro estado emocional y hacer algo para modificarlo. Vamos: ¿quién no googleó alguna vez estoy triste o ya no me mira como antes? Una vez que Google entiende el contexto de una búsqueda (incluido el emocional), el motor puede hacer una búsqueda posterior sin que se la pidamos. 
Si todos los jueves a la noche googleamos "sushi", Google empezará solito a mandarnos sugerencias de sushi los jueves. Lo mismo pasará con nuestras emociones. Al tercer canciones sobre la soledad que busquemos, Google podrá, por ejemplo, mandarnos perfiles de personas registradas en páginas de cita online que Google ya conoce. ¿Suena tenebroso? Alguna vez tenía que pasar: le hemos preguntado tantas cosas que ahora Google está empezando a entendernos. 

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