lunes, 24 de septiembre de 2012

Se conmemoran 200 años de la batalla de Tucumán


La Batalla de Tucumán fue un enfrentamiento armado librado entre el 24 y 25 de septiembre de 1812 cerca de la ciudad de San Miguel de Tucumán. 

El combate se dió durante el curso de la Guerra de la Independencia de nuestro país

El Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano a quien secundara el coronel Eustoquio Díaz Vélez en su carácter de mayor general, derrotó a las tropas realistas del brigadier Juan Pío Tristán, que lo doblaban en número, deteniendo el avance realista sobre el noroeste argentino
Junto con la batalla de Salta, que tuvo lugar el 20 de febrero de 1813, el triunfo de Tucumán permitió a los rioplatenses confirmar los límites de la región bajo su control.

La orden del Triunvirato era que el Ejército del Norte se hiciese fuerte en Córdoba. Sin embargo, Belgrano concibió la idea de detenerse en Tucumán, donde la población está dispuesta a sumarse al ejército. 
La victoria el 3 de septiembre en el combate de Las Piedras entre su retaguardia, comandada por Díaz Vélez, y dos columnas de avanzada de la tropa de Tristán confirmó su propósito; logró prender al jefe de la columna, el coronel Huici y una veintena de soldados. 

En la mañana del 24 de septiembre de 1812, día de la batalla, el general Belgrano estuvo orando largo rato ante el altar de laVirgen, e incluso la tradición cuenta que solicitó la realización de un milagro a través de su intercesión. 
En esos mismos momentos, Tristán ordenó la marcha hacia la ciudad. Algunas fuentes indican que, en lugar de tomar el camino directo, rodeó la plaza desde el sur, intentando prevenir una posible huida de los patriotas en dirección a Santiago del Estero. Otras afirman que en el paraje de Los Pocitos se encontró repentinamente con los campos incendiados por orden del teniente de Dragones La Madrid, natural de la zona, que contaba con la velocidad del fuego avivado por el viento del sur para desordenar la columna española. 
En todo caso, utilizó el viejo Camino Real del Perú para poner frente a la ciudad a una legua de ésta, en el paraje del Manantial.

Fue la artillería la que inició el combate, bombardeando los batallones de Cotabambas y Abancay, que respondieron cargando a la bayoneta. Belgranó ordenó responder con la carga de la infantería de Warnes, acompañada de la reserva de caballería del capitán Antonio Rodríguez, mientras que la caballería de Balcarce cargaba sobre el flanco izquierdo de Tristán; la carga tuvo un efecto formidable. Lanza en ristre, avanzaron haciendo sonar sus guardamontes y con tal ímpetu que la caballería de Tarija se desbandó a su paso, retrocediendo sobre su propia infantería y desorganizándola hasta tal punto que sin encontrar casi resistencia la caballería tucumana alcanzó la retaguardia del ejército enemigo.
Tristán, temeroso de lo que podía esperarle a sus tropas dentro de la ciudad, optó por amagar un par de entradas, pero ordenó la retirada ante los primeros disparos enemigos. Hizo un último por la vía diplomática, intimando a Díaz Vëlez a rendirse en un plazo de dos horas, bajo amenaza de incendiar la ciudad. 
Díaz Vélez le respondió con vehemencia, invitándolo a que se atreviera, ya que las tropas de la Patria eran vencedoras y que había adentro 354 prisioneros, 120 mujeres, 18 carretas de bueyes, todas las municiones de fusil y cañón, 8 piezas de artillería, 32 oficiales y 3 capellanes tomados al ejército realista. Agregó que, de ser necesario, degollaría a los prisioneros, entre los que se encontraban cuatro coroneles. 
Tristán no se atrevió a cumplir con su amenaza y pernoctó fuera, dudando acerca del curso a seguir; por la mañana encontró a la tropa de Belgrano a sus espaldas, que lo intimó a rendirse por medio del arrogante coronel Moldes. El jefe realista contestó, rechazando la oferta, que "las armas del rey no se rinden". 
A continuación se replegó con todo su ejército hacia Salta, mientras 600 hombres al mando de Díaz Vélez le hostigaba su retaguardia en su huida al norte, logrando tomar muchos prisioneros y rescatar también algunos que habían hecho las tropas realistas.



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