domingo, 25 de enero de 2015

POR QUÉ DEJÓ LA ARGENTINA DAMIAN PACHTER?



"No tengo idea sobre cuándo regresaré a la Argentina; ni siquiera sé si lo deseo. Lo que sí sé es que el país en donde nací no es el lugar alegre sobre el que mis abuelos judíos me contaron", resumió Pachter en una columna publicada en el diario Haaretz al relatar la odisea que vivió en los últimos días, luego de contar primero que nadie sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Sobre su partida, Pachter aseguró que sacó pasajes a diversos destinos luego de sentir que estaba siendo perseguido: Montevideo, Madrid y Tel Aviv.

"Después de que dejé la Argentina encontré que el Gobierno seguía publicando información errónea sobre mí en las redes sociales", aseguró sobre el mensaje en Twitter desde una cuenta oficial donde se daba a entender que Pachter no escapa del país sino que iba de vacaciones a Uruguay ya que su pasaje contemplaba el regreso el 2 de febrero.

"La Argentina se volvió un lugar oscuro, dirigido por la corrupción política. Sigo sin entender todo lo que me sucedió en las pasadas 48 horas. Nunca imaginé que mi regreso a Israel sería así", agregó.

Su relato continua con el trabajo que estaba realizando cuando se enteró de la muerte del fiscal: "Cuando mi fuente me dio la primicia sobre la muerte de Alberto Nisman estaba escribiendo un informe especial sobre las acusaciones contra la presidente Cristina Fernández de Kirchner, su canciller (judío) Hectór Timerman, dos pro-Irán "activistas sociales" y el diputado Andrés Larroque. Me enteré de que a Nisman lo habían matado a tiros en su casa".
"La investigación de antecedentes no era demasiado difícil por la increíble atención de mi fuente a los detalles. Nunca revelaré su nombre. Dos cosas estaban en mi mente: la seguridad de mi fuente y el derecho de la gente a saber que había pasado ese día, aunque no necesariamente en ese orden", sentenció.
Pachter también defendió la utilización de redes socials para difundir la primicia: "Por velocidad y efecto contagio, Twitter era la opción correcta. La información era tan sólida que nunca dudé de mi fuente, a pesar de uno o dos colegas que desconfiaron porque tenía tan solo 420 seguidores. Ahora ese número superó los 10 mil".
"A medida que avanzaba la noche, periodistas me contactaron para tener la noticia directamente contada por mí. El primero fue Gabriel Bracesco", detalló.
"Una vez que tuitié que Nisman había muerto, cientos de personas rápidamente me retuitearon y empezaron a seguirme. Ese fue el primero de muchos días sin dormir".

Sobre esto, el periodista contó comentarios que recibió sobre su primicia: "'Acabas de revelar la mejor historia en décadas', me dijeron muchos. 'Estás loco', me hicieron saber otros. De cualquier forma, nadie cuestionó que la situación era muy grave".
Pachter también explicó la reacción del kirchnerismo: "Los días que siguieron estuvieron marcados por un Gobierno tratando de crear una historia oficial. Primero, la jefa de Estado sugirió una "hipótesis de suicidio" y luego un misterioso asesinato. Ellos por supuesto no tenían la culpa de nada".
"Esa semana recibí varios mensajes de una de mis más viejas y mejores fuentes. Me urgía a visitarlo, pero en esos días de locura subestimé su propuesta", reconoció.
"El viernes estaba trabajando en la redacción del Buenos Aires Herald.com cuando un colega de la BBC me dijo que leyera la historia de la agencia estatal de noticias sobre la muerte de Nisman. El artículo tenía serios errores tipográficos pero el mensaje era aún más extraño: citaba un tuit mío que nunca escribí".
Un colectivo a ningún lado
Enojado por el artículo que reproducía una mentira, Pachter contó: "Insulté y pensé 'Voy a tuitear y van a ver'. Pero esperé unos minutos para tranquilizarme y darme cuenta que que ese tuit era un mensaje encriptado".
"Entonces se lo mostré a un amigo, quien me dijo: 'Andate ya para Retiro -la terminal de Buenos Aires- y vení a visitarme. Tenes que dejar la ciudad'. Fue alrededor de las 20.30. Tuve mucha suerte. Cuando llegué un colectivo salía en dos minutos. A dónde iba ese colectivo, tampoco lo revelaré jamás".
"Después de varias horas viajando, llegué a otra terminal de colectivos donde permanecí varias horas. Resultó ser un gran error: Creo que fue el lugar donde alguien empezó a observarme. Pero no lo sabía en ese entonces", agregó.
Y sigue: "No me quería quedar mucho tiempo en ningún lugar, asi que caminé a una estación de servicios que estaba cerca. Mi amigo me contactó y me dijo: 'Llego en 20 minutos'"
"Ya habían pasado dos horas desde que me senté cuando una persona muy extraña entró. Tenía puesto jeans, una campera de jean y anteojos Ray-Ban. Lo visualicé enseguida pero me quedé donde estaba. Estaba sentado a dos mesas de distancia. De repente, siente un dedo en mi cuello y salté como nunca lo había hecho en mi vida".
"Era mi amigo haciendo una de sus bromas: 'Estás un poco nervioso', me dijo y agregó: 'Te están vigilando, ¿no notaste al agente de inteligencia atrás tuyo?'
"¿El de jeans y Ray-Bans?"
"Si"
"¿Qué quiere?"
"'Quedate calmado y mira mi cámara'", me dijo mi amigo mientras me sacaba una foto. En realidad, le sacó una foto al agente de inteligencia, quien se fue cinco minutos después. Tengo esa foto conmigo".
"Entonces tuve que considerar cuál era mi mejor opción, porque nunca es buena noticia que un agente argentino de inteligencia te este siguiendo. No quería tomar un café conmigo, eso seguro ", admitió.
Montevideo y Madrid
Aquí, Pachter relata cuando decide dejar la Argentina por seguridad: "En cualquier caso, la decisión fue rápida: tenía que abandonar el país inmediatamente. Me contacté con uno de mis mejores amigos, quien se asustó pero entendió la situación. Teníamos que hacerlo rápido y estoy seguro que su eficiencia me salvó la vida. Le estaré por siempre agradecido".
“Entonces lo hice: compré pasajes de Buenos Aires a Montevideo, Madrid y Tel Aviv. Tenía que mantener un perfil bajo para esquivar las fuerzas de seguridad. Entonces volví a Retiro, la parte más aterradora del día. Estaba seguro de que si algo pasaba, pasaría en la terminal de colectivos, un lugar muy peligroso a la noche”.
El periodista detalla sus miedos a la perfección: “Sentía que alguien estaba tras de mí y que me dispararían de algún ángulo extraño. Pero después sospeché de mi taxista. Imaginé que me llevaría a algún lado. Mientras tanto, le envié mensajes de texto a mis dos mejores colegas, un amigo y a mi madre. Les indiqué donde nos reuniríamos: el aeropuerto de Buenos Aires. No podía perder más tiempo en el teléfono porque estaba siendo vigilado”.
“Cuando mi madre llegó estaba llorando pero permaneció calmada. Discutimos algunas cosas y le dije que se tenía que ir. Luego mi amigo periodista vino e hicimos una entrevista que ya estuvo en los principales diarios de Argentina. Estaba volando a casa, a Tel Aviv, como siempre quise”, concluyó.

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